miércoles, 19 de agosto de 2009

MEMORIA DEL CURSO y PROYECTO

Memoria del Curso

Como se dice en el Programa del Curso, los pensionados deberán presentar una Memoria. En esta Memoria darán cuenta del desarrollo del Curso, con mención del trabajo pictórico realizado (que se documentará fotográficamente), de las actividades desarrolladas a lo largo del Curso, de los contenidos “teóricos” y “prácticos” del mismo, de las cuestiones más relevantes que se traten en los debates que tengan lugar en las puestas en común, y de las actividades comunes en las que se ha participado (realización de los marcos de los cuadros, realización de las cartelas de la Exposición, exposición de un tema como parte de una clase teórica, etc.). También se aportará un comentario crítico acerca del desarrollo y el rendimiento del Curso.

La Memoria se redactará en el formato siguiente: A-4 con márgenes de 2,5 cm. Tipo de letra: fuente “Times New Roman”, del tamaño 12. El interlineado será sencillo, y el anterior y el posterior de 0 puntos.

Se considera que el documento donde se expone el Proyecto de creación pictórica personal forma parte de la Memoria del Curso.

La Memoria tendrá una extensión mínima de 10 folios, y máxima de 12 folios (las fotografías no computan como folios de la Memoria).

Cada pensionado colgará su Memoria en su propia entrada en el Blog del Curso.

La Memoria irá acompañada de un dossier con fotografías de buena resolución de las obras realizadas a lo largo del Curso (al menos aquellas que cada pensionado considere más relevantes). Estas fotografías se presentarán según el orden en el que han sido realizadas, e irán acompañadas del título, si lo tienen, las dimensiones, la técnica empleada y el tipo de soporte sobre el que están hechas.

Las Memorias se presentarán (se colgarán) antes de las 15 horas del próximo domingo día 23.



Proyecto de actuación artística personal

NOTA: Para ver el modo en que puede abordarse el diseño de un Proyecto, ir directamente al apartado IV. El Proyecto se incluirá en la Memoria del Curso.

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Con frecuencia, el diccionario nos ayuda a tomar conciencia del sentido de las palabras que utilizamos. Antes de abordar la cuestión "¿qué es un Proyecto?", puede que merezca la pena considerar las definiciones que nos ofrece de las siguientes palabras:

proyecto (del lat. proiectus)

1. m. Plan y disposición detallados que se forman para la ejecución de una cosa: el proyecto ha de ser aprobado por el ministerio.

2. Conjunto de instrucciones,cálculos y dibujos necesarios para ejecutar una obra de arquitectura o de ingeniería: proyecto de una urbanización.

proyectar (del lat. proiectāre, intens. de proiicĕre, arrojar)

1. tr. Lanzar,dirigir hacia delante o a distancia: de un golpe lo proyectó contra la pared.

2. Idear, trazar o proponer el plan y los medios para la ejecución de algo: proyectar un dispositivo capaz de absorber el oxígeno del agua.

3. Hacer visible sobre un cuerpo o una superficie la figura o la sombra de otro: los árboles proyectan sombra.

4. Formar sobre una pantalla la imagen óptica amplificada de diapositivas,películas u objetos opacos: hoy proyectan la copia restaurada de la película.

5. Hacer un proyecto de arquitectura o ingeniería.

proyectil (Del lat. proiectum, supino de proiicĕre, lanzar)

m. Cuerpo arrojadizo, especialmente si se lanza con arma de fuego, por ej., una bala, una bomba: el proyectil alcanzó de pleno la torre del Ayuntamiento.



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I. Tirando a dar (y no a ver si cae algo)

Aunque trabajemos por amor al Arte, ninguno de nosotros desea trabajar en balde. Por lo general, nos gusta que nuestros esfuerzos rindan, que nuestro trabajo sirva para algo, y, sobre todo, que sirva para eso que nos mueve a trabajar.

Pero para que nuestros esfuerzos sean más eficientes, resulten productivos y nos sirvan provechosamente, es preciso que estén bien orientados: que estén orientados hacia un objetivo (fin/meta) preciso: preciso, es decir, bien precisado de antemano.

Cuanto más y mejor orientado esté nuestro trabajo, tanto mayor y más productivo será el resultado de nuestros esfuerzos. Por eso la consigna de nuestro curso es “tirar a dar, y no a ver qué cae (y no para ver si cae algo)”.

A nadie le gusta trabajar a ciegas — es decir, sin saber a qué está destinado nuestro trabajo (cuál es su fin —en el doble sentido de la palabra—), para qué sirve el esfuerzo que hace, ni en qué consiste y para qué sirve eso que hace.

Avanzar a tientas —es decir, sin saber qué se hace ni por dónde y hacia dónde se va— genera ansiedad (y, con frecuencia, no lleva a ningún sitio, sume en el desaliento y hunde en la melancolía). Es posible que al principio resulte una aventura muy estimulante, pero enseguida perdemos pie, no sabemos dónde estamos, y tampoco a dónde podemos llegar, ni siquiera si vamos camino de llegar a algún sitio o nos mantendremos continuamente errando (de nuevo en el doble sentido de la palabra), como quien corre persiguiendo el viento, que no puede saber ni dónde va ni cuándo acabará su carrera. Así no es posible planificar el trabajo, resulta difícil garantizar la obtención de buenos resultados (sobre todo si, además, se tiene poca experiencia y uno no tiene el recurso de la fútil metodología que ofrecen las rutinas bien estructuradas), y nos arriesgamos a esforzarnos en vano, a trabajar sin conseguir los buenos resultados que podríamos obtener si nos hubiéramos organizado bien, si hubiéramos planificado nuestro trabajo, si hubiéramos trabajado a partir de un Proyecto.

Por otra parte, cuando pintamos un cuadro, no sólo a casi nadie le gusta ir dando tumbos, sin saber si avanza, retrocede, se desvía o, simplemente, gira sobre sí mismo sin moverse del sitio, sino que, además, ninguno de nosotros quiere que el resultado de su trabajo pase inadvertido: que la gente pase de largo a su lado, que lo ignore. Queremos que nuestro cuadro resulte atractivo, que la gente se fije en él (que se quede clavada delante de él), y, sobre todo, que lo valore y alcance reconocimiento.

II. ¿Cómo se consigue esto? Y ¿cómo se evita lo de pintar dando tumbos?

(II.b.) Respecto de la segunda cuestión, me parece que la respuesta es simple y clara: trabajar en base a un Proyecto ayuda mucho. Cuanto mejor fundamentado y diseñado esté nuestro Proyecto, mejor orientados y más eficientes resultarán nuestros esfuerzos, y más coherentes y adecuados a nuestras pretensiones resultarán los resultados de nuestro trabajo.

Este proyecto puede ser un proyecto prêt-à-porter, es decir un proyecto ya existente, definido por alguna tradición pictórica (artística) determinada (la tradición renacentista de la Pintura, la tradición impresionista de la Pintura, etc.). En este caso, y por así decir, nosotros nos afiliamos a esta tradición y suscribimos sus postulados y sus objetivos, de forma que lo que dorota de sentido (de dirección y de meta) a nuestro trabajo, y nos ofrece la referencia (las guías, los modelos y la pauta de valoración) que orienta nuestros esfuerzos son los parámetros (la “poética”) establecidos por esta tradición que nosotros tomamos prestada y hacemos nuestra. Trabajamos “a la manera” impresionista, o de Giorgione, o de David Hockney, etc.

Pero también podemos concebir (engendrar y dar a luz) nuestro propio Proyecto —en nuestro caso parece lo normal. Generarlo a partir de nuestras propias inquietudes, en función de nuestros intereses específicos, y tomando en consideración nuestros propios recursos personales (nuestras habilidades y destrezas, nuestra experiencia, nuestros conocimientos, el espacio de trabajo del que disponemos, el tiempo con el que contamos, la inversión que podemos hacer en materiales, el tipo de materiales al que podemos tener acceso, etc.). Para diseñar un Proyecto personal de creación artística se hace preciso un gran esfuerzo de introspección, analizar nuestras preferencias, sondear cuáles son las razones que hacen que sintamos interés por pintar, por la Pintura, por el Arte, cuáles son los autores o las obras que estimulan nuestras ganas de hacer cosas, qué es lo que tienen y por qué nos resulta excitante, etc. También nuestros recursos y nuestras limitaciones.

(II.a.) Respecto de la primera cuestión (¿Cómo se consigue que nuestro cuadro, en vez de resultar irrelevante, resulte atractivo?):

Desde luego, sabemos que, para que un cuadro resulte atractivo, en primer lugar tiene que dar a ver una imagen poderosa —no necesariamente fuerte (puede ser delicada, etc.), aunque sí capaz de llamar la atención, y de retenerla. Respecto de esto pueden intervenir dos factores.


—El primero estaría referido a la identidad del género de cosa que el cuadro da a ver: un cuadro que nos da a ver claramente una figura (la figura de una mujer desnuda, la de un caballo de batalla, la de un pentágono o la de una estrella...) suele resultar más poderoso que otro que muestra una superficie indiscernible en la que resulta difícil reconocer (identificar) ninguna figura [ver ejemplo en lámina que acompaña este texto]. Y es una obviedad, por otro lado, que la gente no reacciona igual, ni con la misma intensidad, a la presencia de una mujer desnuda que a la de un caballo de batalla o a la de un pentágono, etc.

—El segundo factor estaría referido a la potencialidad de la imagen en tanto que imagen (en tanto que presencia visible/visual, es decir, en términos exclusivamente formales). Sabemos que dos cuadros —incluso dos fotografías— pueden representar una misma cosa, y que uno de ellos puede resultar más poderoso como imagen/presencia que el otro [ver ejemplo en lámina que acompaña este texto]. Depende de cómo estén organizadas (con-figuradas) las imágenes/presencias que dichos cuadros dan a ver, depende de lo eficaz que resulte la “composición” de cada uno de los cuadros. Las pautas que tradicionalmente regulan el diseño de la composición, y que están orientadas a trabar el cuadro como un todo organizado y complejo (es decir, visualmente claro y, además, sugestivo), son de gran ayuda respecto de esta cuestión. Aquí es donde la Psicología de la Percepción (en particular la Psicología de la Gestalt) puede ofrecernos su mejor ayuda.

III. Pero para que un cuadro se valore como “obra de Arte”, y no por personas que tienen un conocimiento vago del Arte (esas que adjudican el calificativo “Arte”, u “obra de Arte”, como título de cortesía, y a todo aquello que les produce asombro, o les recuerda el Arte —como el juego con la pelota de los niños que juegan a que juegan a fútbol puede recordar al fútbol—), sino por aquellos que pueden contribuir a la puesta en valor de nuestro cuadro/“obra de Arte”, además de ofrecer una imagen atractiva (o lo que es lo mismo: magnética), nuestra obra tiene que resultar una “aportación” al Arte, tiene que ofrecer algo concreto que, distinguiéndose de lo ya conocido, amplíe la realidad del Arte, ensanchándola con una “aportación” que abra vías nuevas a los desarrollos del Arte.

Aportar ¿qué? Bueno, todos sabemos que este interrogante no puede responderse de antemano. Del “artista”, a diferencia del “artesano”, se exige que sea “creador”, que genere —que origine— cosas inéditas. Y los resultados de un acto creativo, aparte de eficientes, tienen que ser imprevistos. De forma que la “aportación” artística no sólo puede asumir modos muy diversos, sino que resulta in-anticipable de antemano.

Y aquí volvemos al trabajo de análisis e introspección. ¿Qué puedo aportar yo al ámbito de lo artístico? Desde luego, si no quiero redescubrir la pólvora, debo familiarizarme con el ámbito artístico en el que deseo incidir. No obstante, me parece que estudiar la Historia del Arte y plantearse, a continuación, “¿qué puedo hacer yo que nunca antes haya sido hecho?” puede resultar extenuante y quizás no conduzca muy lejos: es difícil imaginar algo que se ignora que qué es. Sería como si Cristóbal Colón se hubiera planteado: “tengo que descubrir un continente desconocido, así que voy a ponerme a buscarlo”. Me parece que es más fácil, y también que resulta más productivo tratar de avanzar por un camino ya trazado, aportando lo que pueda resultar de las propias inquietudes y aspiraciones personales.

El ejemplo de Paul Cézanne quizás pueda ofrecernos alguna pista.

Cézanne sentía afinidad con el interés neoclásico por la racionalización tendente a la abstracción de la figuración pictórica. Pero también quería trabajar a partir de las aportaciones realizadas por el Impresionismo.

Comprendía que los pintores impresionistas habían hecho avanzar la comprensión de la Pintura en tanto que Pintura: habían tomado conciencia de que un cuadro, antes que ninguna otra cosa, es una “representación” bidimensional de algo, es decir, una serie organizada de colores dispuesta sobre una superficie plana. Y asumía que esta distribución debe hacerse respetando la planitud del cuadro, porque, cuando se trata es de hacer un cuadro que se valore en tanto que Pintura (y no en función del género de cosa que el cuadro da a ver), hay que renunciar al ilusionismo asumido por la Pintura neoclásica: al trompe l'oeil que, aspirando a confundir el efecto/afecto producido por la representación pictórica con el efecto/afecto producido por la realidad representada en el cuadro, pretende equivocar al ojo tratando de evitar que se vea el cuadro para que únicamente se vea eso que aparece representado en él. (Es lo que dice Ortega: que se vea el jardín y no el cristal de la ventana a través del cual vemos el jardín.)

Pero estos dos intereses (el relacionado con la tradición neoclásica, y el relacionado con la aportación impresionista) son, al menos de entrada, contradictorios.


Inspirándose tanto en la tradición neoclásica representada por pintores como Ingres o Poussin, que es de naturaleza formalista y centra su interés en la estabilidad de la forma, como en las innovaciones aportadas por el Impresionismo, que centra su interés en la plasmación de las “impresiones” cromáticas que produce la visión de las cosas, Cézanne quería conseguir una síntesis que aunara el ideal tradicional de la representación naturalista, asumido por la Pintura neoclásica, con el respecto a la naturaleza bidimensional de la Pintura (del cuadro) — y también, además, la expresión de la impresión que le producían los motivos que pintaba (por eso afirmaba “Peindre d'après nature, ce n'est pas copier l'objectif, c'est réaliser ses sensations”, pintar del natural no es copiar lo objetivo, sino materializar las propias sensaciones.)

Por eso se esforzó (como los impresionistas) por desarrollar y plasmar en sus cuadros una observación auténtica del mundo visible (“L’étude réelle et précieuse à entreprendre c’est la diversité du tableau de la nature”, El verdadero y precioso estudio a realizar es el de la diversidad del cuadro de la naturaleza; “j’en reviens toujours à ceci: le peintre doit se consacrer entièrement à l’étude de la nature, et tâcher de produire des tableaux qui soient un enseignement”, siempre vuelvo a lo mismo: el pintor debe consagrarse totalmente al estudio de la naturaleza, y tratar de producir cuadros que aporten una enseñanza).


Pero por eso se esforzó también (como los neoclásicos) por representar la naturaleza valiéndose de un método de representación pictórica lo más sistemático posible: ordenaba estructuralmente todo lo que veía, y lo representaba mediante formas simples y planos de color.

De los impresionistas le interesaba que pintaban del natural (en vez de pintar idealizaciones estereotipadas), que intentaban captar las “impresiones” que produce la visión de la naturaleza tal cual es (por eso decía “Monet, ce n'est qu'un oeil, mais quel oeil!, Monet no es más que un ojo, ¡pero qué ojo!”). Pero le incomodaba la delicuescencia de sus cuadros.

Del Neoclasicismo le interesaba que se atenía a un método racionalizado de representación figurativa. Pero despreciaba su indiferencia por la Pintura en tanto que Pintura (por el Arte en tanto que Arte), su disimulación de la Pintura, que forzaran el desvanecimiento de la Pintura para conseguir la emergencia de la presencia de lo representado.


Cuando Cézanne afirma que quiere hacer del Impresionismo “quelque chose de solide comme l‘art des musées”, algo sólido y perdurable como el arte de los museos, manifiesta claramente sus pretensiones (su Proyecto), que también se hacen explícitas cuando habla de “Vivifier Poussin sur nature”, vivificar a Poussin a partir del natural, o sostiene que "Il faut traiter la nature par le cylindre, la sphère et le cône", de lo que se trata es de representar la naturaleza mediante el cilindro, la esfera y el cono.

Cézanne no se plantea “¿qué puedo hacer yo que nunca antes haya sido hecho?”, lo que se plantea es un Proyecto que tiene un objetivo claro: resolver el problema que le plantea el hecho de que se siente interesado por dos cosas que, de entrada, son contradictorias. Su Proyecto consiste en conciliar estas dos opciones.

IV. Proyecto

Pero para plantearse un problema de este tipo hace falta experiencia, la experiencia que brinda el ejercicio continuado de la práctica pictórica consciente y crítica. ¿Y qué podemos hacer nosotros, si carecemos de esta experiencia? A mí se me ocurre que la mejor forma de abordar entonces el diseño y la formalización de un Proyecto artístico es la siguiente:

En primer lugar, planteándonos un ejercicio de introspección: responder a las siguientes cuestiones:

¿Cuáles son las razones que hacen que sienta interés por pintar, por la Pintura, por el Arte?

¿Cuáles son los autores o las obras que hacen que sienta ganas de pintar?

¿Qué tienen estas obras que me excita y que me resulta estimulante?

Cuando pinto, ¿a qué tiendo, qué es lo que más me obsesiona?

Además de estos interrogantes [ver, más arriba, el apartado (II.a.)], también debemos reflexionar acerca de nuestros recursos y de nuestras limitaciones, de lo que tenemos y de lo que nos falta.

En segundo lugar, y dado que, además de establecer qué es lo que me mueve a mí a hacer Arte, también se trata de fundamentar sólidamente el Proyecto que deseo formalizar, planteándome también las siguientes cuestiones:

¿Qué es Arte? = Cuando se habla de “Arte”, ¿de qué es de lo que está hablándose?

Si el Arte es “x”, ¿en qué consiste hacer “x”?

Si hacer Arte consiste en hacer “x”, ¿cómo quiero yo hacer eso?, y ¿qué, en concreto, es lo que voy a hacer?

(A continuación vendría la cuestión ¿cómo voy a hacerlo?)


Dar respuesta a los interrogantes anteriores nos permite fundamentar de una forma crítica y solida nuestro Proyecto. Una vez se ha hecho estgo, lo que queda por hacer es la formalización de nuestro Proyecto propiamente dicho.

¿Qué es un "proyecto"?

Lo hemos visto más arriba, la palabra “proyecto” proviene del término latino projectum, que deriva del verbo proicere, “lanzar algo hacia adelante”. A su vez, la palabra latina con la que se designa la acción de arrojar algo hacia delante, “proicere”, está compuesta con el prefijo pro-, que es equivalente al prefijo griego πρό, y que denota algo que precede en el tiempo a la acción referida por el vocablo que viene a continuación, y con iacere, “lanzar” (pro- + iacere).

El sentido original de la palabra “proyecto” es: “eso que viene antes de que cualquier otra cosa suceda”. Este sentido permanece en el uso actual del término “proyecto”. Hacer un proyecto es diseñar tanto (1º) la imagen (o la sombra) de una cosa todavía inexistente como (2º) los medios y el proceso que permiten la realización (la producción) fáctica de dicha cosa.

Un proyecto es una herramienta de trabajo, tan virtual como productiva, que consiste en el diseño de una anticipación detallada y cuidadosamente planificada —que a menudo implica investigación— que establece tanto (1º) el conjunto de recursos y actividades precisos para alcanzar un fin como (2º) el proceso que conduce al tal fin. La razón de un proyecto es alcanzar objetivos específicos dentro de los límites que imponen los recursos disponibles (nuestras habilidades, nuestros conocimientos, un presupuesto y un lapso de tiempo previamente definidos). Gestionar el desarrollo y la realización de un Proyecto supone la aplicación de conocimientos, habilidades, herramientas y técnicas a las actividades planificadas con vistas a satisfacer los requisitos del proyecto.

Hacer un Proyecto es algo más que exponer una declaración de intenciones. No se trata de anunciar "voy a ir de compras", por ejemplo. Se trata de concebir un plan (y una planificación) que nos permite ser eficaces haciendo algo; algo que, para empezar, y de entrada, debemos determinar tan bien como seamos capaces. Porque cuanto mejor sepamos qué queremos hacer en mejor situación estaremos de establecer qué nos hace falta, y cómo debemos actuar. Por ejemplo, y refiriéndonos a un Proyecto muy básico: quiero ir de compras, porque necesito (o porque deseo) comprar varias cosas —¿cuáles?—; quiero (o puedo) gastar 100 euros, y dispongo de 2 horas. En primer lugar hay que establecer qué es lo que quiero (o deseo) comprar: hay que hacer una lista de la compra —para hacerla hay que considerar varias cuestiones, por ej., si antepongo la necesidad al deseo, es decir, para qué o/y por qué quiero comprarlas, etc. Después debo ver si con el dinero del que dispongo puedo comprarlas todas. En caso de no ser así, debo establecer cuáles son las fundamentales, esas que no puedo no comprar. A continuación cuál es el itinerario que puedo seguir para no dar muchos rodeos , y cómo puedo ir (por ej., caminando —aunque puede suceder que algo de lo que quiero comprar sea muy incómodo de llevar a cuestas, o el comercio donde puedo adquirirlo esté muy lejos, y entonces tengo que ir en coche, o en autobús, o pedir que me lo envíen, etc.). Etcétera.

No se hace un Proyecto para cualquier cosa. Cuando la cosa que queremos conseguir es algo baladí, no necesitamos hacer un Proyecto. Pero cuando eso que queremos alcanzar es algo que nos importa mucho, entonces, hacer una previsión lo más ajustada posible de la naturaleza de nuestro objetivo se convierte en algo de importancia fundamental: nos permite trazar un plan que nos ayude a conseguirlo, es decir, nos ayuda a establecer la planificación (el proyecto) de las cosas que se van a hacer, a determinar los recursos que van a ser necesarios para hacerlas, y el modo en que conviene hacerlas. Cuando decimos “los presos idearon un plan de fuga” nos referimos a todo esto.

En nuestro caso, el principal objetivo de un Proyecto no es anunciar que vamos a hacer algo. Para nosotros, el objtivo primordial de un Proyecto es aclararnos a nosotros mismos —y poder aclarar a los demás— qué queremos hacer en el ámbito de la producción de Arte —cuál es la aportación que deseamos hacer, ya que no se trata de anunciar simplemente que vamos a hacer otra "obra de Arte" más...—, por qué queremos hacerlo, para qué queremos hacerlo, y cómo vamos a hacerlo.

Se ha dicho, y no parece que sea incierto, que en el arte actual la teoría ha sustituido a la iconografía tradicional. Ya no es la tradición lo que justifica y dota de sentido (y valor) a nuestro trabajo. El "juego" al que juega el pintor que salta a la cancha del Arte no está determinado de antemano, es él quien tiene que diseñarlo, estableciendo su objeto —si se trata de una pelota, de la acción de nadar o de avanzar en bicicleta—, codificando sus reglas de una forma coherente y no contradictoria, e indicando en qué consiste el "meter gol" de su práctica.

Nos corresponde a nosotros justificar y dotar de sentido —fundamentar, en suma— nuestro trabajo. Por eso, nuestro Proyecto debe estar fundamentado críticamente. A su vez, nuestro Proyecto dotará de fundamento a nuestro trabajo. Dada la afinidad existente entre un Proyecto y un método, podríamos decir que los Proyectos son vías que facilitan el descubrimiento y la formalización de conocimientos y supuestos seguros y confiables para solucionar los problemas que nos plantea el ejercicio comprometido de la práctica artística.

Como hemos visto en clase, es el Proyecto lo que permite valorar el resultado de nuestra práctica artística de una forma no arbitraria, sino fundamentada y ajustada a la propia naturaleza de nuestro trabajo — de nuestro propósito.


esquema del ciclo de desarrollo de un Proyecto
Ciclo del desarrollo de un proyecto

La idea de proyecto: Que consiste en establecer la necesidad u oportunidad a partir de la cual es posible iniciar el diseño del proyecto. La idea de proyecto puede partir de algunas de las sugerencias referidas más arriba.

Ejecucion: Consiste en poner en práctica la planificación llevada a cabo previamente.

Evaluación. Etapa final de un proyecto en la que éste es revisado, y se llevan a cabo las valoraciones pertinentes sobre lo planeado y lo ejecutado, así como sus resultados, en consideración al logro de los objetivos planteados.

Formalización del Proyecto:

Todo proyecto puede estructurarse en tres partes:

1ª. Justificación personal (Presentación y/o Introducción)

2ª. Fundamentación crítica del Proyecto

3ª. Exposición del Proyecto

......................


1ª. Justificación personal

Exposición de los intereses y motivos por los cuales uno está personalmente interesado en desarrollar una propuesta concreta específica (un proyecto de actuación o creación artística), y de las razones por las cuales la considera de interés, tanto personalmente, como para terceros (por ejemplo, para la institución, organismo o persona a la cual se le presenta el proyecto). Conviene subrayar qué es lo que aporta el proyecto.

2ª. Fundamentación crítica del proyecto

Aquí debe darse cuenta del marco teórico/conceptual en el que se sitúa la propuesta que se expone.

Como se ha dicho más arriba, este apartado puede desarrollarse y exponerse respondiendo a las siguientes cuestiones:

a) ¿Qué se entiende por “Arte”?

b) Teniendo en cuenta lo anterior, ¿en qué consiste dar curso productivamente a la idea —al concepto— de “Arte” que se toma como referencia? Dicho de otro modo, en qué consiste producir obras de arte a partir de la noción de Arte que se toma como referencia. (Se pueden poner ejemplos de autores o de obras de arte que permiten ilustrar las razones que se aducen y los argumentos que se aportan en este apartado)

c) Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cómo voy yo a hacer Arte? Aquí se da cuenta del proyecto personal global que tiene uno como artista. Y es en el “horizonte” definido por este apartado dónde se sitúa la “meta” concreta que determina el objetivo y la naturaleza del Proyecto que se presenta. La exposición propiamente dicha de este Proyecto —que en este apartado tan sólo se plantea sintéticamente— se efectúa en el apartado siguiente (3ª. Exposición del Proyecto)

3ª. Exposición del Proyecto

Aquí debe exponerse claramente cual es el objetivo (la meta) del proyecto. Cuáles son los recursos más relevantes que convienen y van a emplearse para el desarrollo del Proyecto (la idea del Arte que se maneja (esa "teoría que ha sustitudo a la iconografía"), el tema —si es que es relevante para el Proyecto—, el tipo de figuración, de tendencia artística, de estilo, etc., la índole el dibujo (si es que éste va a ser importante), el gesto (si es que éste va a ser relevante), el formato, el soporte, etc.) (Pueden aportarse ejemplos, tanto referidos a autores que permitan ilustrar lo anterior, como a trabajos propios previos, siempre que sean relevantes para aclarar o ilustrar algo de lo dicho).

También debe darse cuenta de la metodología que va a seguirse (ya se ha aludido a la afinidad existente entre el Proyecto y el método). [La palabra "metodología" es un compuesto construido con el término griego μέθοδος (métodos), "método" y el sufijo -logía, "tratado", "estudio". A su vez, la palabra "método", proviene del vocablo latino methŏdus, derivado del ya referido μέθοδος, construído con el vocablo μετά (metà) "más allá", y el sufijo οδός (odòs) "camino", "vía", "medio".] A la hora de exponer un Proyecto debe aportarse una exposición argumentada del desarrollo del proceso —de la planificación— del trabajo que va a desarrollarse, secuenciado por fases, temporizado (con un calendario). También deben indicarse los recursos artísticos, estilísticos, etc., y los materiales (de todo tipo) y las técnicas y/o tecnologías que van a emplearse (y de las razones por las que van a emplearse estos materiales y estas técnicas o tecnologías).

Debe aportarse, así mismo, una descripción de la obra que resultará de la realización del proyecto propuesto. Y de las necesidades y condiciones requeridas por la exposición o presentación de la obra que deriva de la ejecución del proyecto propuesto.

Las referencias aportadas (tanto textuales como gráficas) deben servir para ilustrar lo que se dice. No tiene sentido añadir referencias que no son útiles para comprender mejor el proyecto. No tiene sentido, por tanto, añadir referencias de autores y obras simplemente porque a uno le gustan.

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NOTA FINAL

Hacer un Proyecto es concebir un objetivo y anticipar con la imaginación el proceso que conduce al logro del objetivo pre-visto.

Pre-ver lo más claramente posible el objetivo que se persigue es importante, porque cuanto más nítidamente podamos verlo (imaginarlo) por anticipado, mejor podremos imaginar y diseñar el proceso que nos conduce a él, y también los medios que serán precisos para alcanzarlo y el desarrollo del proceso de actuación más adecuado.

Cuando la cosa que queremos conseguir es algo baladí, no necesitamos hacer un Proyecto. Pero cuando eso que queremos alcanzar es algo que nos importa mucho, entonces, hacer una previsión lo más ajustada posible de la naturaleza de nuestro objetivo se convierte en algo de importancia fundamental: nos permite trazar un plan que nos ayude a conseguirlo, es decir, nos ayuda a establecer la planificación (el proyecto) de las cosas que se van a hacer, a determinar los recursos que van a ser necesarios para hacerlas, y el modo en que conviene hacerlas. Cuando decimos “los presos idearon un plan de fuga” nos referimos a todo esto.

Las palabras suelen ser muy elocuentes respecto del sentido que les damos al usarlas. Aunque, a veces, las usamos sin ser plenamente conscientes de qué es lo que quieren decir. Con la palabra “previsión” [literalmente, pre-visión] (del latín praevisĭo –ōnis [prae-visĭo]) nos referimos tanto a la acción como al efecto de prever —de pre-ver, es decir, de ver algo antes de verlo, de imaginar cómo es algo antes de haberlo visto. Con la palabra “previsión” aludimos a la acción de disponer lo conveniente para atender a contingencias o necesidades previsibles respecto de algo. Con la palabra “prever” [pre-ver] (del latín praevidēre [prae-vidēre]) nos referimos tanto a la acción como al efecto de ver con anticipación, de conocer o conjeturar por algunas señales o indicios lo que ha de suceder, y también a la acción de disponer o preparar medios contra futuras contingencias.

Establecer ajustadamente el objetivo de nuestro proyecto (pre-verlo lo más nítidamente posible) supone conocerlo bien, es decir, tener —o darle forma a— un conocimiento claro y fundamentado de dicho objetivo. Cuando tenemos muy claro qué es lo que queremos conseguir, entonces podemos imaginar qué necesitamos para acceder a ello.

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